ATLANTICO-1
“EL
PODER POLÍTICO Y LAS FUERZAS MILITARES”
En
todos los aspectos de la vida unas de las labores más difíciles es encontrar el
punto medio entre dos situaciones extremas, entre unas Fuerzas Militares que
funcionan como ruedas sueltas sin ningún
control político en razón de la
especialidad de la labor castrense, y unas Fuerzas Militares sin ningún control
de sí mismas que responden a órdenes directas del Presidente de la República,
que en la mayoría de los casos desconocerán ambientes operacionales y tácticos
que sin lugar a dudas conducirán a descalabros o fracasos para las Fuerzas.
Ninguna
de las dos situaciones extremas arriba enunciadas es la ideal, las Fuerzas
Militares necesitan control que provenga de un estamento político quien es el
encargado de definir las estrategias de defensa nacional, pero también
necesitan líderes militares con conocimiento de la actividad militar, con
autoridad y mucho criterio que le permita conducir adecuadamente los hombres
que componen las Fuerzas Militares basado en la jerarquía y el respeto por las
órdenes de los superiores.
Los
militares en Colombia tenemos absolutamente prohibida cualquier intervención en
la política, nuestro único propósito es cumplir con la misión que
constitucionalmente nos ha sido asignada que en nada tiene que ver con tomarse
o adquirir el poder político del país; sin embargo no puede decirse los mismo
de las intervenciones de la Política en el que hacer militar; pese a la
especialidad de la labor castrense; los políticos de turno tienen la atribución
y hacen uso de ella con mucha frecuencia de
tumbar e imponer nuevas cúpulas militares, de ubicar o desplazar las
tropas de las Fuerzas Armadas en ciertas zonas del país, de incentivar o desestimular las operaciones
y los resultados operacionales;
todo ello ignorando la táctica y
la misión constitucional impuesta y atendiendo a las corrientes y caprichos
políticos de turno.<
Actualmente
el poder político tiene preeminencia sobre la actividad militar, esta
preeminencia viene de bien atrás en nuestra historia y ha generado mucho daño quizá tanto como el
causado por nuestros enemigos a las Fuerzas Militares, es una situación que nos
debilita operacionalmente, aunque en ninguna medida sería ideal un Ejército que
actúe sin la cortapisa del Poder político, puesto que se puede salir de control
al sentirse sin control, lo que si sería ideal que el Presidente se encargara
de definir mancomunadamente con los altos estamentos militares las estrategias
y permitiera que los Comandantes de la Fuerza emitan las ordenes, planes y
políticas conforme a la táctica militar y
a los conocimientos adquiridos por la experiencia de toda una vida en ejercicio
de actividades de combate.
La
solución a la situación expuesta en el texto se encuentra entonces en encontrar
el punto medio o de equilibrio entre el
control del poder político que necesita toda fuerza armada al interior de un
Estado, y la autonomía e independencia que requieren las Fuerzas Militares para
auto- dirigirse conforme a la misión que le ha sido asignada y a la experiencia
adquirida en el manejo del largo conflicto armado colombiano con los sectores
de la sociedad que atenta contra el orden y las
autoridades legalmente establecidas.
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